El minimalismo -movimiento que comenzó en la pintura, que se fundamenta en reducir la obra lo más mínimo posible-, no sólo se ha hecho presente en la pintura, arquitectura y escultura, sino que también compositores vanguardistas y osados se armaron de valor para llevar este movimiento al mundo de la música.
Pero, yo me atrevería a redefinir este concepto en este ámbito. Aunque John Cage intentó imitar la visión gráfica de la tendencia con sus obras consistentes en silencios o poquísimas notas, esto no recibió críticas muy acogedoras por su público primordial (aunque luego de unos años se considerara a Cage como un genio). En consecuencia, compositores norteamericanos vanguardistas se aliaron para redefinir el movimiento como la repetición de una idea que fuese concisa y atractiva para el público. Se erigieron entonces las piezas de Phillip Glass, que le encantaron al público norteamericano por sus ritmos y armonías típicos de las escuelas estadounidenses (sinceramente no me gusta mucho su estilo, es como un Vivaldi contemporáneo; siempre son las mismas cosas... son hasta predecibles). Algunos trabajos orientados a esta tendencia de John Hassell, quien hace una combinación potente sólo al lado de Brian Eno; otro compositor que ha redefinido el género por sí mismo en términos de la música ambiental, en donde la obra carece de desarrollo pero que tiene un abrumador efecto en el psiquismo de los oyentes.
Tiempo después, en Europa se siguió con la misma corriente.
Como continente heredero de una de las más ricas culturas musicales del globo, emergieron compositores como Henryk Górecki y Arvo Pärt que para mí son quienes se han encargado de llevar por las astas al minimalismo y moldearlo a su manera, sobre todo este último; que ha realizado obras preciosísimas, erigiéndose con su movimiento de "minimalismo sacro", en donde la idea que se repite tanto y de una manera tan sutil (a veces hasta subiliminalmente) que hace que el oyente ideal no desee que acabe nunca la frase. La experiencia de oír a Pärt o la Sinfonía de las Lamentaciones de Górecki pueden compararse solamente con leer poesía. Por que eso es a fin de cuentas; el sentido de la obra se alcanza con la hermosura de las notas que van sonando en el momento, no porque la obra deba seguir un desarrollo conciso. El trabajo de los compositores minimalistas logra su excelencia en cuanto logra que el oyente opte por no desear el desarrollo de la obra y hacerle desear que ésta se estanque en el punto en donde la idea que se de desarrolle se repita en cada momento, en cada instante, indefinidamente; por lo que el desafío del compositor está en decidir cuándo hacer que la pieza termine.
En conclusión, el minimalismo posee variantes así como el lenguaje mismo (como las diatópicas, las diastráticas, etc) y logra su cometido sólo con los oyentes ideales... no es un género de masas, como la música popular o la de John Williams... y eso hay que tenerlo presente.
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