Aniversario

Hoy me gustaría recordar con elocuencia
el cumplimiento de un año del "primer", por así decirlo, poema que compuse:
Poeción Nubar
Desde allí empieza todo este ciclo de repetir constantemente el mismo motivo,
el cielo, el friol que tanto me salva de algunas cosas (en una de ellas, de mí mismo), mueve la música... es, y nada más que ello.

Se cumple un año de aquellos momentos furtivos de sensibilidad propensa
a la comunicación por sobre todo
con un medio interno a la vez externo:
un contacto entre el mundo sensorial y el psíquico.

El poema ya lo conocen si es que lo han leído (es la primera entrada del blog)
(…)
No tengo la más mínima certeza de que alguien leerá esto,
pero, en fin, da igual.
Para esta ocasión estimo conveniente publicar un análisis del escrito, compuesto en el verano, pasado, un escrito que en primera instancia quiso ser un clamo al cielo:
“Mi vida y mi percepción se limitan a lo que es nubar
Esta difusión le da gracia a mi vivir.
Lo único que puedo apreciar como mío es la primavera…
el hélido tacto del cielo me rebosa la piel y la psique.
El fluir de los claroscuros gases visibles es el responsable de este estado-concepto:
A veces doloroso- pensar en su fin y a veces el sacrificio que implica la emisión de un mensaje-, a veces placentero –el presente del evento y a veces la satisfacción de ser sólo receptor y pensar en la liberación del suplicio de la codificación del símbolo-.
No es difícil sentir el cuerpo del cielo:
Está en el tato del viento,
en la visión del pasar de las nubes,
en la impotencia de no captar la longitud de onda de su grandiohermoso aroma
y en la multiplicidad de emociones producto de su vanidad.

Es cosa de concentrarse un rato en aquellos momentos donde el viento sopla fresco aquellos días de sol tenue"…